martes, 7 de junio de 2011

Palabras globalizadas



Dado el poco tiempo del que dispongo para colgar post, llevaba pensando unos días en comentar algo relativo a las elecciones y al desencanto nacional, a los indignados y a las "políticas" que han de venir, pero la verdad, ahora mismo todo eso me importa un pimiento...perdón, un pepino.

De pronto surgió de la nada, como si de un barco pirata se tratase, la acusación germana que calificaba al pepino español de cómplice de asesinato al ser portador de una bacteria malnacida que mataba por doquier.

Una frase, una única frase, ha desembocado en uno de los mayores batacazos de la huerta hispana -los portugueses también se sienten agraviados y dicen que también les ha afectado, pero no sé no sé- a nivel nacional e internacional. Y por nada. 

Alemania, donde la gente nace con la cabeza cuadrada, un volante de mercedes en la mano y un tipo de piel que pasa del blanco al rojo pero jamás se pone morena, ha sido el brazo ejecutor de una sentencia que conduce a muchos hortelanos y productores españoles a preguntarse qué hacen ahora con lo que tienen almacenado. Y ello fundamentado en profundos análisis bacteriológicos, estudios sesudos del tipo de contaminación alimentaria y fluida comunicación con el ministerio español de turno y la UE para evitar el pánico general y la neo-fobia al producto agresor. Menos mal que está Alemania, la cuna del "aquí-todo-se-hace-bien".

Pero, ahora que caigo...lo que acabo de describir no es de la situación actual. Debe ser de alguna peli americana donde la gente es muy mala y se busca el perjuicio mayor.

Lo acaecido es diferente, ya que a día de hoy Alemania sigue dando palos de ciego, sin tener ni idea de qué es lo que ha provocado el brote, acusando primero al pepino español, luego a la soja bajo-sajona y mañana seguramente a los chocokrispis que vienen en envase de cartón amarillo limón. Y lo mejor, ni me disculpo (algo que no soluciona nada, pero te permite admitir que la cagaste y lavar en algo tu imagen pública) porque es lo que tenía que hacer.

¿Que me cargo en 10 segundos un sector productivo que genera en España aquello que los alemanes también hacemos? pues mejor, menos competencia. ¿Que además de en mi país, la repercusión será internacional y le cierran las fronteras en toda Europa y África? mejor, más para mi. 

Lo único que me complace de lo que está pasando es que a partir de ahora deberíamos abandonar ese lema tan castizo de "Estas cosas sólo pasan aquí, que somos un país tercermundista. Mira como en Alemania no pasa". Pues si, pasa, y pasa a lo grande.

Me parece increible que la amiga Ángela ahora diga que la UE debería estudiar ayudas para los afectados aquí. ¿La UE? ¿Qué culpa tiene un griego o un polaco de lo que ha hecho tu ministra? 

Precioso mundo en el que vivimos, donde la gente se indigna, se manifiesta y es criticada por ello -a mi me parece genial el movimiento, aunque sólo comparto algunas de sus ideas-, donde los de siempre, los que pueden, hacen lo que quieren arramplando con lo que toque y sin pedir permiso, y donde los que nos tienen que representar se contentan con choques de manos y exigencias mínimas.

Grande el dicho "en boca cerrada no entran moscas", a lo que añadiría "ni salen sandeces merecedoras de cárcel". 

No hay comentarios:

Publicar un comentario