martes, 28 de diciembre de 2010

El resquicio de la bondad: Tregua de Navidad de 1914


Aunque hace ya tiempo que había escuchado la historia, fue otra vez un programa de radio (Milenio 3) el que me ha hecho retomar el tema y, dadas las fechas en las que nos encontramos, estimo que un blog referente a la Tregua de Navidad de 1914 es más que oportuno.

1914 siempre quedará marcado en los anales de la humanidad como el año en que una guerra, la I Guerra Mundial, modificó el mundo y la forma de enfrentarse entre naciones. Se dio un paso más en el grado de brutalidad y se abrió camino hacia la globalización de la muerte. Un tétrico panorama que no haría más que incrementarse pocas décadas después por parte de los mismos protagonistas (y algunos nuevos) durante la II Guerra Mundial.

Sin embargo, en un mundo dibujado por trincheras, suciedad, frío, hambre, desesperación y horror, unos hombres hallaron un atisbo de humanidad: La nochebuena de 1914 alemanes e ingleses estaban enfrentados en los campos de la ciudad belga de Ypres. Durante la tarde de ese día 24 el ruido de disparos y bombardeos fue cesando, hasta el punto de que el silencio abrazó la zona, algo que desde luego tuvo que ser muy extraño para unos combatientes habituados a convivir con sonidos de armas y gritos.

Los soldados alemanes fueron los primeros. Siguiendo sus tradiciones empezaron a decorar los árboles como eso, árboles de Navidad, y poco después sus voces se elevaron cantando villancicos. Los ingleses, sorprendidos al principio, siguieron ese mismo camino y poco después ambos ejércitos cantaban y se mostraban  unos a otros de forma abierta y cordial, sin armas, sólo disfrutando de un sentimiento común de proximidad y comprensión. De forma pacífica se recuperaron los cadáveres que había entre las trincheras de los dos bandos, dándoles sepultura. Incluso se habla de que se llegó a disputar algún partido de fútbol entre alemanes e ingleses.

Lo más curioso es que la noticia de este suceso se extendió en el frente y, tomando como ejemplo lo sucedido en Ypres, otras zonas de conflicto se sumaron a esa tregua espontánea y no prevista por los mandos militares (quieres, por cierto, se opusieron rotundamente a la situación).

La duración de la paz fue variable: en algunos puntos unas horas, en otros casi un mes. Sea como fuere, unos soldados, en el peor escenario imaginable, pararon una guerra por que sentían que había algo más importante que la posesión de territorios, la defensa de una bandera o las órdenes de un superior. Después de matarse unos a otros, esos soldados aún sentían que eran personas.

Este post no pretende ser un enaltecimiento de la Navidad (cada uno con sus creencias que haga lo que desee), si no un apoyo a la cordura, al optimismo y a la importancia de los sentimientos como motor de nuestras vidas.

A mi me conmueve esta historia, espero que a algun@ más le pase lo mismo. Felices Fiestas.

P.D. si queréis saber un poquito más, pinchar aquí.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Cuando el alimento no es un derecho



Durante las últimas semanas apenas he podido encontrar un momento para consultar el correo electrónico, por lo que colgar un post era una utopía. Sin embargo, y gracias a un trabajo de clase de un curso al que asisto, he tenido la oportunidad de profundizar en un tema que hace bastante tiempo tenía marcado como pendiente: Monsanto.

La mayoría de los que lean ese nombre se quedarán con cara de "vale, ¿qué es eso?".

Monsanto es una empresa estadounidense creada en 1901 por un químico llamado John Francys Queeny y que puso ese nombre a la compañía en honor a su esposa (es el apellido de ella). Un acto romántico para un negocio basado, en sus inicios, en la fabricación y venta de sacarina.

A lo largo del siglo XX Monsanto diversificó sus actividades gracias a la adquisición de compañías del ámbito químico, como fabricas de plásticos o resinas. Sin embargo, fue a partir de la década de los 60 cuando la empresa empieza a ser conocida mundialmente, y no por sus actos de caridad. Estados Unidos estaba embarcada en la guerra de Vietnam en esa década, y decidió contratar a grandes empresas químicas con el objetivo de desarrollar un herbicida que matara las cosechas de los vietcongs para, de ese modo, desgastar sus reservas durante el conflicto. Monsanto creó para tal fin el llamado "Agente Naranja", un "herbicida" que mató a 400.000 asiáticos, dejó secuelas en más de 500.000 niños y afectó a los cultivos y recursos hídricos durante las décadas siguientes. De hecho, muchos soldados americanos fueron afectados por el agente naranja y a su vuelta a la amada patria quisieron denunciar a su propio gobierno. Lamentablemente para ellos, el Tío Sam sabe lo que se hace y en el artículo 38 de la Constitución deja bien clarito que ningún soldado podrá acusar de nada a su país sea cual sea el perjuicio o daño personal derivado de un enfrentamiento militar. ¿Qué opciones les quedaban? Denunciar a la empresa que inventó en famoso agente. El resultado, como no podía ser de otro podo, fue la desestimación de las acusaciones (Monsanto disponía de otro ejército, el de abogados). 

Los últimos 50 años Monsanto se ha convertido en uno de los mayores imperios del mundo, sobre todo gracias a los alimentos genéticamente modificados o transgénicos y a su herbicida Roundup. Tanto es así que la empresa casi duplica (según datos de 2009) la producción y facturación respecto a su inmediato competidor, Dupont.

En su camino hacia la cumbre la compañía ha sufrido ataques importantes: críticas a sus herbicidas biodegradables (que después se demostró que no lo eran), a sus hormonas para la mayor producción de leche de vaca (que generaba diversas enfermedades en los animales y que podían traspasarla a quien consumieran los productos derivados de ellos), a sus productos de potenciación agrícola (utilizando para ello uno de los 12 productos más tóxicos generados por el ser humano, según las Naciones Unidas), multas por sobornar a altos funcionarios indonesios para que hicieran la vista gorda ante los análisis medioambientales que debían realizarse sobre plantas de algodón tratadas con productos Monsanto, suicidios de agricultores en la zona de Afganistán-Paquistan como consecuencia de la desesperación de los que no podían mantener a sus familias por no poder comprar las semillas de la empresa,e tc.

¿La última? (por si acaso, yo diría penúltima) Llevar a Haití cientos de toneladas de semillas de maíz transgénico para ayudar al país tras la tragedia sufrida en enero, cuando un terremoto devastó la nación. Un acto muy generoso por facilitar las semillas a bajo coste y alargar los plazos de pago. Sin embargo los haitianos han rechazado el uso de esas semillas ¿Se han vuelto locos?. 
Diversos estudios realizados a esas semillas indican que son un regalo hacia la dependencia de los productos patentados Monsanto, puesto que para que culmine la cosecha se hace necesario el uso del herbicida Roundup (no ofrecido de forma semi-altruista como las semillas), pero además la utilización de ese tandem condicionaría la productividad del suelo a esos productos, ya que las plantas germinadas serían estériles y los herbididas impedirían el crecimiento de plantas que no hubieran sido modificadas genéticamente para sobrevivir a ellos.

Cuando menos es interesante descubrir que lo más básico, el alimento, ha dejado de ser un derecho para convertirse en un visado hacia un dominio corporativo a escala mundial. No soy muy optimista respecto al futuro "libre" del ser humano, más bien creo que la libertad que tengamos dependerá de qué les interese más a los grandes lobbys.

Espero no tardar demasiado en escribir mi próximo post, pero de momento anticipo que en el futuro hablaré del agua, posiblemente el principal motivo de conflicto y guerra a partir de la segunda mitad del siglo XXI...al tiempo.


viernes, 1 de octubre de 2010

Aprendizaje compartido





Es evidente que cada vez es más importante la gestión del conocimiento dentro de la sociedad actual. En el ámbito laboral es imprescindible una actualización rápida y efectiva de los saberes de cada área, ya que la competencia acecha en cualquier esquina, y más en momentos de crisis. Sin embargo, no sólo en el marco profesional se requiere una puesta al día, también en el personal: playstation, usb, pendrive, etc. son ejemplos de palabros que forman parte de nuestras vidas, sin que lleguemos a saber muy bien cómo han llegado hasta ahí.

Esta reflexión pretende ser la introducción de un mensaje dirigido a todos aquellos que de forma altruista comparten información en la red, manuales, tutoriales, videotutoriales, consejos y comentarios: GRACIAS.

Gracias por emplear vuestro tiempo, y en ocasiones dinero, en una labor que aprovechamos tantos, pero por la que muy pocas veces tenéis ningún tipo de reconocimiento.

En esta ocasión no incluyo ningún enlace a una página concreta, sólo os animo a visitar google o youtube y buscar cualquier tipo de curso. Estoy convencido de que después de una corta búsqueda, alguien habrá pensado en qué necesitas y te lo habrá puesto al alcance del ratón. En la era del poder de la información, del diezmo por todo, hay quien regala herramientas y conocimiento...el altruismo no ha desaparecido. Buena noticia.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Reinventando


Durante los últimos meses, ya "gracias" a la situación de desempleo, me he estado formando como diseñador web, un trabajo bastante creativo en el que dependes del conocimiento de herramientas informáticas para desempeñar un buen trabajo.

A consecuencia de ello, el pasado lunes (hoy es viernes) comuniqué a mis contactos habituales la puesta en funcionamiento de www.reinventando.es, el sitio web donde me presento en el mercado laboral y enseño alguno de los proyectos completados o en proceso de desarrollo.

Si cuento ésto es por que es frecuente en mi pararme a reflexionar sobre los rumbos de las personas, y claro, también sobre el mío. Me resulta llamativo el contraste entre las personas que durante toda su vida han realizado una única actividad (normalmente acaban siendo especialistas de algún modo), y los que, como es mi caso, parece que saltamos de un lado a otro en el momento que entendemos que podemos mejorar profesional o personalmente.
Ambas opciones tienen ventajas e inconvenientes: la primera te permite alcanzar un reconocimiento en lo que haces, no implica cambios drásticos en tu forma de vida y conlleva una rutina que puede interpretarse como tranquilidad por la carencia de sobresaltos. La segunda es más inestable (ya he dicho que estoy en paro), conduce a variaciones en horarios, días laborables, y reciclaje continuo para aprender cosas nuevas según el sector; sin embargo también ofrece la posibilidad de conocer muchas más personas, de entrar en entornos desconocidos y  de desarrollarte de una forma más global.

Ambas opciones son perfectamente válidas y, tras pensarlo, creo que definen el carácter de cada uno de nosotros: el trabajo puede definirnos parcialmente, pero lo que somos es lo que hace que escojamos (cuando se puede), uno u otro camino.

Nada, que hoy estaba reflexivo. Os animo a que visitéis mi web y opinéis, para bien o para mal (eso sí, por favor, seamos constructivos, jaja).

lunes, 16 de agosto de 2010

(DES)atención al cliente

Hasta ahora no he usado empleado el blog como plataforma reivindicativa o crítica de asuntos que me hayan afectado de forma directa, pero el pasado sábado ocurrió algo que consiguió sacarme casi por completo de mis casillas.

Los que me conocen personalmente saben que suelo ser una persona paciente y, creo, bastante contenida a la hora de explicar a la gente qué me ha molestado, por lo que quizá se extrañen un poco con esta "historia".

Después de un día tranquilo en casa, fui con mi novia a comprar algunas cosas a un supermercado de una localidad próxima a eso de las 20:30. Como os podéis imaginar, por poco que nos liamos nos dieron las 21:30 así que decidimos tomar algo por allí y ya volver a casa "cenados".
La cuestión es que cuando fuimos al supermercado reparé en un local que no había visto hasta ese momento, una cervecería/restaurante de aspecto simpático, de modo que fuimos allí.

Aparcamos cerca de la puerta y pronto nos dimos cuenta del éxito del negocio, ya que debían tener unas 40 mesas en la terraza y todas llenas. Menos una, la última. Temperatura agradable, la gente de la mesa de al lado eran maja (tenían una bebe muy curiosa que no dejaba de mirarnos), y la pinta de las raciones y platos muy tentadora.

Después de un rato, unos 5 minutos, el camarero nos atiende y toma nota (dos nesteas, una de chopitos y un par de pinchos morunos)...

Y empieza la fiesta...tic tac tic tac

10 minutos tenemos la bebida y un sandwich de aperitivo (la cosa parece ir bien)
30 minutos y empezamos a mirarnos entre nosotros. La terraza está llena, pero ¿no faltan camareros?
40 minutos, traen dos raciones de oreja que supuestamente hemos pedido (error 1). Le explicamos al camarero que ese no es nuestro pedido y se lo lleva; vuelve el primer camarero a reconfirmar nuestra comanda y admite su equivocación, que enseguida viene lo nuestro.
50 minutos.. Traen otro plato de oreja a nuestra mesa y otro sandwich...de aperitivo (error 2).
Volvemos a comentarlo y ahora sí les instamos a que nos traigan lo antes posible las 2 raciones (es decir un plato de freidora y otro de plancha) que llevamos casi una hora esperando.
Vuelve el primer camarero a ver qué problema hay, otra vez a contar qué pasa y segundos después aparece una señora de unos 45 años con un delantal bastante guarrete y que se va parando en las mesas en las que hay gente sentada que conoce para decir medio gritando que vaya tarde lleva y que va calentita   (¡¡!!)
Acto seguido se planta delante de nuestra mesa para soltar un espléndido y poco agraciado  "¿Qué falta aquí, señores?" (error 3).
En ese momento me quedé bastante perplejo, más que nada por que no sabía si decirle la verdad (falta coordinación y educación, en primer lugar) o contenerme. Opto por la segunda posiblidad y respondo "chopitos". La tipa se gira y se va, no sin antes hacer un alarde de voz al gritar en una mesa de amiguetes -supongo- "aquí todo está bueno, hasta yo".

Viendo la situación, y que tanta tontería nos estaba enfadando y quitando las ganas de cenar -y de pagar por un servicio deplorable- me acerco al camarero y cancelo los chopitos.

Vuelve la señora, que ahora sabíamos era la dueña, y nos dice que qué problema hay , que si no vimos que estaba lleno cuando llegamos, que si meten frito no pueden hacer plancha, que otro día vayamos a una terraza vacía (Error 4. Recuerdo: 1 ración de chopitos y dos pinchos morunos, nada de platos elaborados). Obviamente ya si entramos al trapo: primero, si tienen mesas libres se supone que pueden atenderlas, si no son capaces de hacerlo bien, que las quiten; segundo, si sólo tienen una plancha y una freidora, que reduzcan la carta o pongan menos mesas, pero no puedes tener una hora esperando para estos platos; tercero, no es mi problema cómo gestionas tu restaurante, pero sí es mi problema como me atiendes como cliente, y vas mal.

¿A quién se le ocurre qué hicimos? Muy bien, pedir una hoja de reclamaciones (hay que hacer esto, no vale el cabreo, si no no hay mejora). La completamos y en el apartado "se solicita" no pedimos devolución de dinero ni nada raro, sólo pusimos "que revisen su atención al cliente", sólo era un toque de atención.

A todo esto, la dueña nos sacó a los 10 segundos la hoja y el ticket, para que no esperáramos más. Se me hace raro que quieras evitar que montemos ningún jaleo cuando eres tú la que das voces, pero bueno.

Entramos al local a que completaran los datos de la hoja (que no sabían hacerlo) y pagar, y nos encontramos con comentarios de otras camareras, quienes no nos habían atendido en ningún momento, del tipo "hay gente que se aburre mucho..." (error X). Después de explicarles qué hacer, qué debían firmar y qué hojas debían darnos (tampoco lo sabían), una de las camareras se quiere despedir soltando perlitas tipo "pues sí que sabéis bien cómo va ésto, no", "dejadnos trabajar"...Teniendo en cuenta que no nos habíamos dirigido para nada a ellas, sorprendente (o me falla la memoria o no amordazamos ni agredimos a nadie impidiéndole tirar cañas).

Cuando por fin nos vamos a ir, esa camarera (para mi picada por que debía ser la hija de la dueña) vuelve a la carga y empieza a faltarnos al respeto y a murmurar...así que consiguen algo que me sorprendió bastante, hacer que entonces fuera yo quien buscara más diversión, de modo que me giré hacia la chica y le dije que si quería comentar algo, que a la cara, que ya no tenía prisa, además de pedirles otra hoja de reclamaciones.

Un poco de jaleo después sale la dueña y me empieza a contar que no dispone de más hojas y que qué queremos (¿educación?¿respeto?¿un servicio de calidad?).

Finalmente ampliamos los comentarios de la hoja de reclamaciones inicial y nos fuimos.

Bueno, después de este rollo, y en base a mi formación y experiencia en departamentos comerciales y de atención al cliente, saco bastantes conclusiones:

1. Un sitio agradable, una comida apetitosa, una gestión al público demencial. Si la dueña del local hubiera salido en el minuto 50 a decirnos que han tenido un problema X y que enseguida estaba nuestro pedido, que PERDONARAMOS por las molestias, seguramente nos habrían ganado como clientes.

2. Si gestionas un equipo de trabajo y quieres que funcione de la manera más eficiente, no les calientes la cabeza con lo que te dicen los de la mesa X y atiende la queja directamente, en vez de gastar 20 minutos de pelea invierte 10 segundos en fidelizar a un cliente (Y además no quedas de prepotente  delante de los otros clientes).

3. Si tu negocio no está preparado para atender una demanda concreta, reduce tu oferta hasta el límite adecuado. Cliente descontento, cliente que critica de forma negativa. A la larga es mala inversión.

4. Y quizá la más importante. Los problemas con personas hay que abordarlos no desde la confrontación, si no desde la empatía. No pido que den al cliente siempre la razón, ya que con frecuencia no la tiene, pero si  creo oportuno que si te pones un momento en su lugar e intentas comprender por qué hace o dice algo, seguro que es más fácil encontrar un punto de acuerdo. Una salida "a la defensiva" generará más tensión y agresividad.

No voy a decir qué restaurante es el protagonista de este post, pero si diré que al menos dos clientes ya no volverán y todo por no saber encauzar una situación que, a mi entender, no ofrecía mayores problemas.

Buen apetito...

martes, 27 de julio de 2010

La Carretera de los Huesos



Una vez más he de recomendar el programa La Rosa de los Vientos, ya que ha sido en uno de los monográficos de Carlos Canales y Jesús Calleja que he conocido lo que ahora expongo.

Muchos de nosotros tenemos referencias lejanas de Stalin, un "dirigente" de la extinta Unión Soviética, que, además de ayudar a fomentar el distanciamiento este-oeste en la Europa pre y post 2ª Guerra Mundial, se dedicó a dar rienda suelta a su psico/sociopatía. El resultado: millones de personas muertas sin sentido, no sólo por estar en contra de las opiniones del líder, si no incluso simplemente por el mero capricho de éste.

Una muestra clara de la capacidad genocida de Stalin fue la construcción de la que se conoce como "Ruta de los huesos", una carretera de aproximadamente 2000 km. en la zona nordeste rusa, es decir, la zona siberiana más próxima al círculo polar ártico. En este bonito entorno, donde difícilmente se llega a -10ª en verano y se baja de 70º en invierno, fue donde se enviaron a cientos de miles de presos-esclavos "opositores" al régimen estalista, y donde se construyó una vía de comunicación tremenda se mire como se mire.

En invierno el suelo está completamente helado, lo que permite el tránsito de vehículos con cierto riesgo, pero en la época de deshielo (pese a lo que podría parecer) es mucho peor: la carretera se convierte en un lodazal que se traga todo tipo de vehículos y del que es casi imposible salir. De hecho, durante la construcción de la vía, los responsables de la misma decidieron que necesitaban cualquier materia compactadora para que la carretera permaneciera lo más estable posible y, claro, qué mejor que usar los cuerpos y huesos de los esclavos que iban cayendo como chinches en la construcción.

No he podido constatar los datos que ahora indico, pero tengo bastante fe en las investigaciones de Carlos Canales, por lo que os indico dejo unas cifras impresionantes: a -70º un pez fuera del agua muere en 2 segundos (intentad imaginar a gente malnutrida y con penosa alimentación); se estima que el número de personas que murieron en la construcción de la carretera ronda los ¡¡2.000.000!!; el tiempo de vida/media máximo de los presos-esclavos-trabajadores era de dos años, por lo que todos los que iban condenados a trabajar a la carretera de Kolyma sabían que habrían de morir...

Muy pocos testimonios hay de supervivientes, aunque existe un libro de relatos de Valam Shalàmov (Relatos de Kolyma) que me parece que buscaré en breve, por que esta historia me tiene impresionado.

Hay muchas webs en la que vienen diferentes datos de la ruta, incluso un episodio de la vuelta al mundo que dio en moto Ewan McGregor acontece en la carretera (se centran en cruzar un "torrentito", nada macabro) está colgado en youtube. Creo que merece la pena saber de este tipo de locuras para poder evitarlas en el futuro.

Por último, dejo lo más impresionante para el final: el permafrtost (el suelo congelado), al deshelarse en primavera-verano, hace que muchos de los huesos de las víctimas que se emplearon como material de construcción vuelvan a salir a la superficie. Eso es lo que da nombre a tan "idílico" sitio.

jueves, 15 de julio de 2010

Museo de la Evolución Humana

Hace dos días se inauguró en Burgos el Museo de la Evolución Humana, nacido a la sombra de los importantísimos descubrimientos realizados en Atapuerca y a la consolidación de este yacimiento como uno de los más importantes del mundo dentro de los estudios de la Prehistoria.


Entiendo que el Museo es una respuesta muy acertada a la cada vez mayor "curiosidad social" existente en lo referente a nuestros orígenes (ya desde una óptica físico-genética -¿compartimos cromosomas?-, ya desde una vertiente filosófica -¿qué somos?¿de dónde venimos?-). Es cierto que con cierta frecuencia, y para mi sorpresa, descubro que hay aún ciertos reparos en aceptar el concepto de la evolución (si, debe ser que Darwin era menos convincente de lo que yo creía), y que siguen viendo en el creaccionismo (Un ente divino o Dios mismo nos colocó por estos barrios) o en la panespermia (la vida llegó del espacio en algún objeto celeste que chocara contra la tierra -ni pienso en marcianitos-).

Pues bien, partiendo de la base de que todas las ideas son respetables, es posible que la función divulgadora de este tipo de centros ayude a comprender mejor a todo el mundo una serie de datos que están demostrados a todos los niveles analíticos posibles. Queramos o no, venimos del mono/a.

P.D. para romper una lanza en favor de los no-evolucionistas, he de admitir que cuando presencio algunos comportamientos de mis congéneres (y alguno propio ocasionalmene) entiendo que es difícil creer que somos una especie "evolucionada".

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lunes, 5 de julio de 2010

Inteligencia Emocional

Hace poco más de una década Daniel Goleman publicó su libro Inteligencia Emocional, una obra que permitió abrir un poco más la puerta hacia el conocimiento de nosotros mismos y de nuestro comportamiento para con los demás.

La lectura del libro es muy amena, ya que estructura el análisis desde los inicios (el "conócete a ti mismo"en la Grecia Clásica) hasta la aplicación actual, pero siempre con ejemplos que ponen de relieve la importancia del autoconocimiento emocional como clave para guiar una vida satisfactoria.

Desde mi punto de vista lo más interesante es que en el texto no se plantea una clase magistral, si no que se exponen referentes, datos e informaciones que dan pie a cuestionar ¿soy yo así?¿ese es mi comportamiento? y lo más importante ¿quiero ser así?.

Un libro muy recomendable para todos, pero como siempre, un poco más para los curios@s.
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lunes, 21 de junio de 2010

Lo que queda de Egipto


El día amanece con una noticia que, pese a que puede pasar por ser una más dentro de la investigación arqueológica egipcia, es más importante de lo que parece: el descubrimiento de una ciudad en el delta del Nilo perteneciente a Afaris, la que fuera capital egipcia entre 1664 y 1569 a.C.

El hallazgo, realizado gracias a estudios geofísicos, llamados en casi toda la prensa "radares". Se aplica el mismo procedimiento, pero introduciendo unos electrodos en la tierra y emitiendo descargas eléctricas de modo que el retorno de esa señal -a modo de eco- indicaría la presencia de algún tipo de estructura, como puede ser un muro.

Esta tecnología, en su aplicación en arqueológica, permite en muchos casos conocer de forma preliminar qué se va a encontrar (la planimetría del yacimiento) antes de iniciar las excavaciones, lo que supone un avance importante a la hora de abordar los trabajos.

Zahi Hawas, secretario general del Consejo Superior de Antigüedades del gobierno egipcio, ha dado voz a la noticia (como ocurre siempre, ya que él es el que dirige el orden de publicación de noticias en aras de mantener vivo el interés del público mundial por los descubrimientos. ¿Por qué? por que el turismo es el motor económico del país y su base es la monumentalidad de los restos egipcios)

jueves, 17 de junio de 2010

Recuerdos


Cada vez se hace más complicado mantener el blog en marcha, pero si su lectura puede ser más o menos agradable (o eso espero), lo que sí es cierto es que a mí me vale para evadirme del día a día...

Hoy cuelgo el relato que presenté el pasado mes de mayo a un concurso de Renfe, en el que la condición clave es que hablara de "el viaje" en 99 palabras...no he quedado entre los 25 mejores, pero igualmente espero que lo disfrutéis...y como siempre, admito críticas y comentarios, que aún sois algo tímidos. (aquí dejo el enlace a los relatos que se han alzado con el podium)



"Subieron al tren y tomaron asiento junto a la ventana. Ella veía pasar edificios, árboles y carreteras mientras él contaba historias pasadas.

Cuando Juan recibió la noticia de que su madre sufría alzheimer no lo quiso aceptar y se prometió a sí mismo que haría lo necesario para que ella pudiera recordar.
Por eso estaban en ese tren, realizando el mismo itinerario que recorrieron sus padres cuarenta y tres años antes, el día que ella dijo “si”.

El tren viajó por ciudad y campo, pero fue en la última parada que ella sonrió.
- Gracias, hijo. Ahora recuerdo."

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martes, 8 de junio de 2010

El mayor espectáculo imaginable



Han pasado unos quince días desde el último post y, debido al trajín de cursos y "obligaciones auto-impuestas" varias, he ido dejando pasar día tras día la recomendación que hoy traigo.

Ya habéis podido comprobar que los temas cosmológicos me llaman mucho la atención y quizá más desde la óptica astrofísica (cómo funciona) que desde la astronómica (observacional), es decir, me gusta comprender los por qués, aunque no retenga los nombres de las estrellas y constelaciones.

Hace algo más de un año, buscando en la web de la NASA noticias relacionadas con el futuro salto a Marte, acabé en un sitio que de primeras no me llamó mucho la atención, pero al que poco a poco me he ido aficionando y que a día de hoy forma parte de mi "noticiario personal" de igoogle.

El enlace en cuestión es "http://observatorio.info/2010/06/el-falcon-9-se-lanza-para-entrar-en-orbita/" y es la traducción al español de la página de la Nasa dedicada a tal efecto. EL título dice claramente lo que pretende ser, un banco de imágenes del cosmos en el que se presenta una nueva visión del universo jornada tras jornada, con la particularidad de que se puede comentar la fotografía o vídeo (en realidad este aspecto es muy interesante por que descubres que hay personas que son muy muy buenas en este campo pese a que se definen como "meros aficionados").

Este tipo de sitios siempre me ayudan a recordar nuestro sitio real en el conjunto de la existencia...mucho y nada al mismo tiempo. O como cantaría Daniel Diges en Eurovisión...Algo chiquitito (uo uo uoooo), algo pequeñito (uooo uo uo uoooo).

domingo, 23 de mayo de 2010

Los Guerreros de Xian como Príncipes de Asturias


Esta semana se ha informado que el premio Príncipe de Asturias, en su categoría de Ciencias Sociales, ha sido otorgado al equipo arqueológico de los Guerreros de Xian. Esta noticia, más que justa a tenor de la importancia del yacimiento, debería ser la primera de una serie interminable que han de producirse en los próximos años.

Pese a que no pretendo detallar todos los elementos que hacen del sitio un elemento único en el mundo (aquí podéis saber más), si me gustaría remarcar algunos datos: lo que actualmente conocemos del yacimiento es un conjunto numerosísimo de soldados de terracota en formación, incluyendo guerreros a pie, a caballo, arqueros, carros de gala - esos de bronce- etc. Varios miles de figuras únicas, ya que no se trata de elementos fabricados a partir de un molde, sino que cada soldado es diferente de los demás.
Todo esto, ya de por sí asombroso, al parecer no llega a ser más del 8% del conjunto arqueológico funerario de Qin Shi Huangdi, tal y como describe el historiador Sima Qian, ya que el enterramiento completo estaría compuesto por reconstrucciones de todos los elementos terrenales (palacios, utensilios, naturaleza artificial...), de modo que el emperador llegara al más allá en una morada similar a la disfrutada en vida.
El historiador habló de bóvedas celestes con incrustaciones de piedras preciosas que hicieran las veces de estrellas y, aunque parezca increíble, ríos de mercurio.
Pese a que son pocas las noticias que llegan hasta esta parte de globo, parece evidente que es cuestión de tiempo que este enterramiento pase a catalogarse como el mayor hallazgo arqueológico de la historia. A día de hoy se conoce la ubicación exacta de la colina-túmulo bajo el que se localiza el grueso del conjunto, además de que se han hallado restos de mercurio en espacios que podrían coincidir con el curso de los ríos artificiales. Las próximas décadas, que no años, ofrecerán respuestas a las incógnitas surgidas en 1974 con el descubrimiento accidental de los primeros restos del yacimiento.
Si hasta hoy entendemos una "obra faraónica" como un trabajo de enormes proporciones, esa expresión deberemos actualizarla y emplear "obra de Qin Sin Huangdi", ya que el emperador (hijo de su tiempo, es decir, que el valor de los demás seres humanos era nada) fue también el responsable de la unificación de diversos reinos y de los diferentes tramos de la que hoy se conoce como Gran Muralla China (En su origen eran tramos independientes y no una única obra).

martes, 18 de mayo de 2010

Coaching


La primera vez que escuché la palabra coaching fue de boca de una ex-jefa. En realidad, aparte de haberlo escuchado como referencia a entrenadores de fútbol en Inglaterra, no tenía muy claro a qué se refería cuando me contaba que era una profesión muy interesante por lo que puedes aportar a los demás y a ti mismo.

A partir de ahí indagué un poco más y leí algún libro centrado en esa temática (en esa fase sigo) y me sorprendió de forma muy positiva lo encontrado: una metodología para ayudar a las personas. Dicho de este modo suena exactamente igual a la definición que podría aplicarse a la astrología pero la diferencia del coaching es su finalidad y manera de alcanzar las metas.

El coach (que aunque literalmente debería traducirse como "entrenador" es más adecuado el vocablo "facilitador") tiene como fin ayudar al coachee ("entrenado") a desarrollar su máximo potencial a partir de él/ella mismo/a. El coach tiene como meta ayudarte a mejorar, pero el cambio viene de la propia persona. Eso, al menos para mi, es lo que le da un enorme valor al coaching. No impone, no sienta cátedra ni obliga a repasar doscientas veces la lección. Se facilitan las herramientas para que la persona interesada evolucione desde un estado de normalidad hacia otro de excelencia. Eso sí, la voluntad del coachee, su conciencia y responsabilidad para trabajar en los cambios que haya de realizar, son la verdadera clave.

Lo más impactante de todo es que la esencia del coaching, el núcleo duro (como diría Lakatos), se gestó hace 2500 años, cuando un tipo llamado Sócrates desarrolló en Grecia la mayeútica ("el arte de hacer nacer" -La madre del filósofo era matrona y él entendió que su sistema ayudaba a nacer la mente de las personas-), basado en la dialéctica ("técnica de la conversación"). Preguntas, pero preguntas pertinentes en el contexto y momento adecuado, con el fin correcto y eliminando críticas y juicios...Parece sencillo, pero es sumamente difícil dominar ese arte.

Además de los enlaces que hay a lo largo del texto, os dejo uno más. Éste os conducirá al blog de Pedro Manuel Jiménez, coach/facilitador, donde además de opiniones muy interesantes, encontraréis enlaces que sin duda merecen la pena visitar.

viernes, 14 de mayo de 2010

Universos paralelos, Michio Kaku y un enorme dolor de cabeza


Supongo que el hecho de que hace un tiempo colgara un post que hacía referencia a un programa de radio cuyo tema principal era la astrofísica, os habrá dado una idea de lo atrayente que me resultan estos temas.
Acabo de terminar la lectura de un libro sumamente interesante, titulado Universos Paralelos, de Michio Kaku (no digo nada, basta decir que dejo un enlace para que lo conozcáis un poco, y aunque su web parece más friki que científica, el cerebro del hombre es espectacular). Este americano de ascendencia japonesa consigue algo sorprendente: transmite de forma bastante clara y sencilla algunas de las cuestiones más difíciles de la cosmología y física de partículas. Bueno, siendo honestos, en mi caso he entendido con la primera lectura aproximadamente el 85% de las teorías, pero dejo en "pendiente" releerlo en un entorno que no sea el viaje en tren a Madrid para ahondar en ello (eso de que haya posibilidades de que un elemento esté en un sitio, en varios o en ninguno al mismo tiempo me tiene en shock).
El origen del universo, su evolución a lo largo de miles de millones de años, el futuro que nos espera como planeta desde la óptica física (e incluso filosófica), universos paralelos, multiverso, fases de nuestro espacio-tiempo, agujeros negros, blancos, teorías cuánticas, de cuerdas, la teoría M...
Si lo hubiera escrito en chino sería casi lo mismo, dado lo complejo de la temática. Sin embargo, Mr. Kiku traslada todos estos conceptos con ejemplos interesantes y atractivos. Aunque hay partes algo más áridas, en general el libro llega a atraparte como si se tratara de una novela de misterio en la que nosotros somos parte del argumento (lamentablemente, nuestro papel es de "mirones", al menos hasta ahora). Eso si, es indispensable disfrutar profundizando en estos misterios, de no ser así mejor empezar la trilogía de Stieg Larsson (de la que no he comentado nada por que ya se ha dicho de todo, pero desde luego, impresionante).
Saludos -cósmicos -, jóvenes.

martes, 4 de mayo de 2010

Red(es) de blogs


Hace unos años, cuando veía a Eduard Punset en la televisión, me preguntaba quién era ese individuo de pelo algo estrambótico y de vocalización extraña. Apenas prestaba atención al contenido por que me quedaba en eso, en la apariencia.
Incluso antes de tener constancia de la existencia de ese "tejedor de Redes", me pasaba exactamente lo mismo con un cantante de enorme éxito internacional, pero en el que yo sólo veía a un tipo esperpéntico que gesticulaba mucho y que siempre actuaba de luto. No debía tener más de diez o doce años y para mi Raphael era eso, más un bufón que un cantante.
Será que me hago mayor, aunque prefiero pensar que finalmente la curiosidad ha corrido más veloz que yo y ha conseguido alcanzarme, puesto que ahora no veo a ninguno de los dos de la misma manera. Obviamente, no puedo evitar sonreír de vez en cuando al ver os gestos del cantante y el doblaje que del catalo-inglés hace de sí mismo al español el divulgador. Sin embargo, en ambos casos veo y escucho más allá.
A día de hoy es esa curiosidad, ese bichito que se despertó hace una década, el que me anima a contaros cosas y a recomendaros programas de radio, televisión, libros y/o webs que me parecen interesantes.
Con todo, el título del post tendrá más sentido cuando pinchéis en este enlace (inteligencia emocional y social) y comprobéis como Punset, Family & Friends han creado una pequeña red de blogs de gran interés científico, social y personal. Considero que su lectura es una estupenda inversión de tiempo, sobre todo por las reflexiones que, derivadas de la misma, llevemos a cabo.
Inteligencia emocional y social, el bog de Eduard Punset, Redes para la Ciencia y Somos primates forman las cuatro caras visibles de un proyecto de divulgación muy interesante.
La curiosidad es como la nariz, que cada uno tiene la propia y en unos es más grande y afilada que en otros. Espero que la necesidad de nuevas fragancias os impulse a conocer estas recomendaciones.

sábado, 1 de mayo de 2010

Desconocidos




Allí sentada, Sara disfrutaba de un sandwich de pavo con queso y una coca cola. El aire era templado, quizá un poco caliente para tratarse del mes de mayo, y el cielo alternaba nubes con espacios despejados, de modo que los rayos del sol aparecían y desaparecían sin seguir un ritmo definido.
Llevaba tres meses trabajando en la consultora y siempre que hacía bueno salía a comer al parque. Demasiado tiempo pasaba encerrada en una oficina poco luminosa y en la que las relaciones personales brillaban por su ausencia, así que sentir durante un rato la brisa en la cara, los trinos de los pájaros o la tranquilidad de ser su única compañía durante una hora resultaba una tentación imposible de evitar.
Hizo una bola con el papel de aluminio que hasta un rato antes había envuelto su comida y probó a meterla en la papelera tirándola desde el banco en el que estaba sentada, a unos tres metros del objetivo. Falló.
Se levantó para recoger la pelotita y, tras hacer canasta a modo de mate made in Pau Gasol, se giró en dirección al banco. Entonces vio algo en lo que no había reparado hasta ahora. En la parte posterior de las maderas que servían de respaldo estaba pegado con celo un recorte de periódico. Lo cogió y comprobó que la noticia que contenía era bastante curiosa. “Grigori Perelman Vs Bobby Fischer: ¿genios incomprendidos?”.
El artículo resultó ser muy interesante, ya que describía la trayectoria de los protagonistas del título y de cómo ambos coincidían en dos elementos. Por una lado una inteligencia espectacular. Por otro, su rechazo a los convencionalismos sociales y normas establecidas como políticamente correctas.
Sin embargo, lo que realmente captó la atención del recorte estaba escrito a lápiz al final de la noticia. “Esto da que pensar ¿merece la pena ser un superdotado antisocial o es mejor ser una persona convencional integrada en la sociedad?”.
A Sara le dio la impresión de que la pregunta no era retórica, es decir, que no era una reflexión del autor para sí mismo. Alguien se había tomado la molestia de recortar esa noticia, pegarla en el respaldo de un banco del parque y escribir algo. Parecía una invitación a iniciar un diálogo.
Pensó en la pregunta. Ella no era ningún genio, más bien había sido una estudiante del montón que sólo obtuvo buenas calificaciones en arte y que había obtenido un trabajo de auxiliar de administrativo en una consultoría gracias a los contactos de su padre. En principio, según la anotación, debía considerarse una persona convencional, aunque la cuestión realmente no la describía a ella, ya que apenas tenía trato con la gente. Nunca había sido muy habladora, tenía pocos amigos (a los que veía de forma cada vez más esporádica), no conectaba con sus compañeros del trabajo y con su familia encontraba serias dificultades de comunicación.
Tanto era así que habían pasado meses de la última charla con sus abuelos y varias semanas desde que visitó a sus padres, pese a que tanto de unos como de otros les separaba sólo cinco paradas de metro o marcar nueve números en el teléfono. Creía que este tipo de conducta debía ser genética, ya que ningún miembro de su familia directa hablaba mucho con los demás, como si no tuvieran nada importante que decir, o nada importante que escuchar.
Sin saber muy bien por qué, cogió un bolígrafo, escribió una respuesta y volvió a colocar el papel en el mismo sitio del que lo había cogido.

- A ver si respondes – Sara lo dijo en voz alta.


Los días eran itinerarios demasiado largos para Clemente. Con ochenta y un años se sentía lleno de curiosidad y ganas de vivir, pero sus piernas y su memoria fallaban constantemente, además del incipiente parkinson que había llegado para acompañarle en sus últimos años.
Llevaba casado con la misma mujer cincuenta y cuatro años, habían tenido cuatro hijos y siete nietos, pero desde mucho tiempo atrás se sentía bastante solo. María, su esposa, intentaba mantenerse activa y estaba más tiempo fuera de casa que dentro, necesitaba sentirse útil realizando cosas nuevas y Clemente, aún pareciéndole bien, veía como cada vez se quedaba más arrinconado en su propia casa, en su propia vida.
Con los hijos mantenía un contacto telefónico bastante activo, pero las conversaciones rara vez llegaban más allá del cómo estás hoy o qué tal el paseo. Ellos tampoco contaban muchas cosas de su vida, de hecho no tenía claro en qué consistía el trabajo de cada uno.
A los nietos les tenía muy perdida la pista.
Todos los días daba un paseo de media hora hasta el parque (por prescripción médica), se sentaba para tomar el sol mientras leía la prensa o un libro y luego regresaba a casa muy despacio, prolongando lo máximo posible el recorrido. Esas dos o tres hora eran su recarga diaria de energía y siempre, siempre, le hacían sentirse más vivo.
Era un lector obsesivo, todo lo que caía en sus manos era devorado casi con ansiedad, y probablemente eso es lo que le había permitido llegar a sus años con ganas de seguir aprendiendo, aunque no tuviera a nadie con quien compartir conocimientos o debatir.
En febrero había leído un artículo que explicaba un fenómeno llamado book-crossing o algo similar y que consistía en que después de leer un libro éste era depositado por el lector de turno en un sitio concreto para que otra persona lo encontrara y lo leyera, iniciándose así nuevamente el proceso. Era como dar vida a los libros, como si ellos eligieran a las personas.
Clemente disfrutaba con la idea de dar vida a un libro, de modo que la hizo suya, aunque modificando el concepto. No lo haría con libros, sino con ideas. Todos los días, cuando leyera el periódico, recortaría una noticia que hubiera despertado su curiosidad y que pudiera resultar llamativa para otra persona, incluiría una frase a mano y pegaría el papel en un sitio no demasiado evidente.
El primer mensaje lo dejó pegado en una papelera del parque y durante las siguientes semanas, al no obtener respuesta, cambió el emplazamiento del recorte diario a marquesinas, farolas y finalmente, la parte posterior del respaldo del banco en el que solía sentarse.
La mayoría de los días el papel colocado el día anterior había desaparecido, pero también obtuvo algunas respuestas, eso sí, no de su agrado. De hecho, los comentarios a sus frases o preguntas eran insultos y tonterías, posiblemente de adolescentes que hacían botellón y que encontraban los recortes.
Sin embargo, una mañana de mayo se le aceleró el corazón cuando leyó una respuesta diferente. “Si ser un genio es destacar en una materia, ¿no debería ser considerando también superdotado aquél que de forma natural sea capaz de desarrollar relaciones sociales mejores que la media?”.

Para Sara la mañana había sido bastante estresante, con constantes llamadas y peticiones, así que la hora de la comida se convirtió en el perfecto desahogo. Se dirigió al mismo banco del día anterior con cierta inquietud y la certeza de ser tonta por haber dejado la nota y por esperar que hubiera algo nuevo esperándola.
Ambas sensaciones desaparecieron y en su cara afloró una sonrisa cuando comprobó que en el respaldo había una nueva nota, otro recorte, en esta ocasión una mención al descubrimiento de un planeta extrasolar de condiciones similares a la tierra, pero mucho más grande.
No hizo mucho caso a las letras impresas, dirigió directamente la mirada a la anotación a lápiz. “Y si esas personas supersociales se encontraran con gentes de otros mundos ¿de qué hablarían?”.
La pregunta era lo de menos, pese a que le parecía muy interesante. Lo de más era haber obtenido respuesta.
No esperó a comer para escribir su contestación y en esta ocasión fue algo más extensa, desarrollando su argumento en seis líneas. Quería conocer qué pensaba la otra persona, fuese quien fuese, y si había una idea compartida.

– Puede que sí – se decía Sara a sí misma – al fin y al cabo has elegido dos noticias muy interesantes.

Durante las siguientes semanas el intercambio no sólo no cesó, sino que las notas fueron ampliando su temática, siendo los recortes de economía, sociedad, política, ciencia e incluso deportes.

Sara apreciaba la cultura de su “amigo o amiga” en cada una de sus frases, en la agudeza de los comentarios, en las lecturas entre líneas. Clemente disfrutaba de la frescura de las respuestas, de los puntos de vista más juveniles que le ofrecía su interlocutor, de una nueva perspectiva.

Las notas pasaron a ser verdaderas cartas que, para que sólo pudieran ser encontradas por ellos, decidieron dejarlas en una oquedad de una de las patas del banco, metiéndolas en una bolsa de plástico y cubriendo luego el resto del agujero con tierra.

Poco a poco introdujeron elementos más personales, pero sin dar demasiados detalles. Ambos pudieron deducir la edad aproximada del otro, sus preferencias musicales, literarias y lo más importante, su sentimiento compartido de soledad.

Fue a finales de junio cuando ella se decidió a escribir lo que había pasado tantas veces por su mente. “¿Qué te parece si nos vemos un día de esta semana aquí, en “nuestro banco”?”. La respuesta llegó al día siguiente “¿Qué tal el jueves a las siete de la tarde?”.

Sara estuvo nerviosa todo el día. No era capaz de imaginar a la persona con la que iba a encontrarse horas después, y por otra parte quería alejar esa idea de su mente para no hacerse una ilusión errónea. Debía ser bastante mayor que ella y, por su forma de escribir, generaba en ella una ternura difícilmente explicable.

Por fin llegaron las seis y media y salió de la oficina. Compró un helado y se impuso no llegar al parque hasta la hora convenida. Quería conocer a la otra persona, pero no le apetecía ser la primera en llegar. En realidad tenía miedo a que la dejaran plantada.

Media hora después inició el recorrido hacia el banco y, aún estando lejos, pudo divisar la figura de un hombre sentado, vestido de oscuro, con una especie de boina y un bastón. Se acercó más y, cuando estaba aproximadamente a veinticinco metros de su destino el hombre se giró y Sara se quedó helada.

- Abuelo, pero ¿qué haces aquí?

Clemente abrió los ojos de par en par, sorprendidísimo. Después sonrió como hacía años no lo hacía.

- Hola Sara – le dijo con dulzura, igual que cuando le contaba historias de pequeña – Parece ser que hoy vengo a conocer a mi nieta.

Ella entendió. Se encontraba frente a su amigo, la persona que durante casi dos meses la había acompañado y la había hecho sentir viva.
Se abrazaron, compartieron, rieron, hablaron…como familia habían sido desconocidos durante toda una vida. Como personas, empezaban una nueva.

jueves, 22 de abril de 2010

Cercanías


A lo largo de cinco años la rutina del viaje hasta el trabajo sólo se había visto interrumpida por las obras de reparación en una u otra estación, algo que por otra parte apenas sucedió. Salir de casa con la comida aún a medio tragar, autobús hasta la estación de tren, media hora de cercanías, cuatro paradas de metro y otros diez minutos andando hasta la oficina.

Cuando aceptó el puesto en turno de tarde se convenció a sí misma de que era algo temporal, aunque ningún responsable de la empresa le había sugerido la posibilidad de que en el futuro hubiera opciones de cambio a la mañana. Sin embargo, después de este tiempo, se sentía satisfecha con el horario, pese a las malas digestiones de mediodía.

Además, el turno de tarde tenía una ventaja adicional para ella: era una lectora casi obsesiva y durante los trayectos de ida y vuelta devoraba todo tipo de libros, algo que no podría hacer si subiera al tren a las siete de la mañana, ya que a esa hora el vagón siempre iba tan abarrotado que era imposible moverse y mucho menos leer.
Disfrutaba sobre todo con la novela histórica y ensayos no demasiado especializados referentes a estudios del comportamiento humano, inteligencia emocional o autoayuda. Le gustaba aprender tal o cuál cosa acerca de la gesticulación de las personas en diferentes situaciones y luego hacer “estudios de campo” en el trayecto, observando los cambios de posturas de los viajeros, sus movimientos de manos al hablar, las variaciones en la expresión de la cara...

Un jueves de mayo, de regreso a casa, paso algo. El día había sido muy estresante, con mucha tensión en el trabajo a consecuencia de los plazos del último proyecto, que sería difícil que pudieran cumplirse. El equipo estaba completamente involucrado en la obtención de un resultado positivo, pero la falta de tiempo les tenía a todos nerviosos y finalmente hubo una discusión general, aunque cinco minutos después las aguas volvieron a su cauce. Desde que salió de la oficina Julia no podía parar de pensar en la bronca y la novela no acababa de arrancarla de ese estado nervioso.
Sin embargo, al llegar a la página 231 tuvo una extraña sensación de mareo y observó, incrédula, como las hojas quedaban en blanco a excepción de una frase: “…acompañada por el silencio.”. No fue eso lo más raro, sino que al leerla, todo el tren, todo, dejó de emitir ruidos. Los pasajeros, la voz de próxima estación, el traqueteo, el ruido de máquinas, todo. Ni siquiera las puertas al abrir o cerrar producían sonido, y el jaleo del exterior había desaparecido.

Julia miraba a las personas que viajaban en su vagón, sorprendida, y veía que nadie se alarmaba, como si esa sordera global no afectara a los demás, aunque nadie hablaba con nadie, ni veía que hubiese gente con un reproductor de música encendido o charlando por el móvil. Para todos el silencio era el mismo, sólo Julia era consciente de lo extraño del momento.

Al llegar a su parada y abrirse las puertas, el ruido volvió al tren. Realmente el silencio la había acompañado.

Intentó analizar qué había pasado mientras caminaba despacio hasta su casa, pero no encontraba una explicación lógica a lo que acababa de vivir. Pese a ello, y aunque no era persona de guardar secretos, optó por no comentar con nadie su experiencia, le parecía demasiado rara para ser tomada en serio.

Durante las siguientes semanas se fue olvidando del incidente, restándole importancia y queriendo autoconvencerse de que aquello o no pasó o tuvo como origen el estrés y que hubo de ser una especie de bloqueo mental de protección, algo que por otra parte había leído en uno de sus libros comportamiento de la mente.

El último viernes de junio estaba marcado en rojo en la agenda de la oficina a consecuencia de la visita que el presidente y cofundador de la empresa, Walter Masticow, había previsto. El buen señor salía muy excepcionalmente de la central de New York para conocer las sucursales mundiales y en esta ocasión el motivo no era otro que su deseo de felicitar personalmente al equipo que, pese a todos los indicadores negativos que un mes antes obligaban a pensar en un desastre en la ejecución del proyecto, había obtenido los mejores resultados europeos de la década.
Para la ocasión el jefe de Julia había solicitado a todo el personal que se visitera de etiqueta, ya que tras la visita irían a celebrarlo a un restaurante muy exclusivo y a tomar unas copas. Ella eligió un vestido rojo un tanto atrevido, pero no por que fuera excesivamente ajustado o de mal gusto, sino por que resaltaba sus curvas de forma atractiva y elegante. El maquillaje era ligero, pero un poco más intenso del que solía llevar, y el collar y la pulsera que eligió como complementos resaltaban aún más su buen gusto.

Al subir comprobó que, como cada viernes a esas horas en dirección Madrid, había pocos pasajeros, de modo que eligió un asiento en una zona bastante despejada de gente. Llevaba en sus manos una novela que la había enganchado desde el principio y que estaba ambientaba en los conflictos cristiano-musulmanes en el último siglo de la reconquista hispana. Esta vez no se fijó en el número de página, no le dio tiempo, ya que la misma sensación de mareo que experimentó un mes atrás volvió a dominarla y, en un libro con páginas en blanco, leyó una única frase “…la miré, absorto en su belleza”.

Julia levantó la cabeza y comprobó que todo el pasaje del tren de cercanías, mujeres y hombres, se había vuelto hacia ella, observándola como quien mira una obra maestra en un museo, perdidos en la atracción irremediable que desprendía esa mujer vestida de rojo.

Se sintió turbada, tanto que hubo de bajarse en la siguiente estación. Nadie había intentado nada fuera de lugar, ni siquiera le habían dirigido la palabra, pero esa sensación de ser observada la había sobrepasado momentáneamente.

Tomo asiento esperando el siguiente tren y entendió que ya no podía tratarlo como si fuera un desvarío o consecuencia de la tensión, aunque no entendía qué motivaba esas reacciones o qué pasaba exactamente durante ese instante de mareo y transformación del libro. En las dos ocasiones había pasado exactamente lo escrito en el libro, pero ¿por qué?¿Había algo en ella que lo provocara?

Siguió dándole vueltas mientras llegaba a la oficina, pero una vez allí se centró en el trabajo y en la visita del jefazo americano. La cena fue agradable y tras un par de copas cogió un taxi para volver a casa.

La mañana siguiente empezó a investigar en internet, buscando casos parecidos o explicaciones que la convencieran de qué podía ser aquello y cómo funcionaba, si era inconsciente algo debía provocarlo y si era consciente quería conocer el mecanismo de activación para saber a qué podía conducir.

Nada. Nada ni remotamente similar en páginas especializadas, foros, universidades…nada. Julia se sentía rara, ni siquiera tenía claro si era un don o un problema, pero estaba decidida a saber más. Eligió un domingo por la mañana por que sabía que si pasaba algo negativo o que la pusiera en una situación embarazosa habría menos personas como testigos, pero las suficientes para pedir ayuda si la necesitaba.
Escogió un libro que ya había leído y que sabía que la haría reír, estaba de buen humor y muy positiva, convencida de que iba a encontrar la clave de esos sucesos.
Subió al vagón a las diez y diez de la mañana y durante algo más de una hora leía más pendiente de la gente que la rodeaba que del propio libro. No es que su ánimo se viera quebrado, pero sí empezaba a sentirse algo tonta, de modo que bajó en una estación cualquiera, tomó un café, intentó olvidar qué estaba haciendo y entonces sí empezó a leer atendiendo a la historia y disfrutando nuevamente de las historias de Gürmel, el pianista de doce dedos.

Volvió a subir al tren y calculó que aún le quedaban unos cuarenta minutos hasta su parada, se sentó junto a una ventana y siguió devorando páginas, divirtiéndose. Y volvió a pasar.

Esta vez estaba preparada. Se centró en las sensaciones, primero un cosquilleo en el vientre, luego una pequeña sacudida en su cabeza y el mareo. Fijó su atención en el libro y descubrió que las líneas se difuminaban, todas menos una, que seguía fija en su sitio, como si esperara ser leída. “…riendo todos juntos”.

El tren entero estalló en carcajadas, mirándose unos a otros sin saber qué estaba pasando, simplemente reían sin parar. Julia observaba atónita, pero pronto se unió a ellos, riendo cada vez más fuerte, sin tensión, sin vergüenza. El tren paraba, abría sus puertas, salían algunos pasajeros casi doblados de risa y entraban otros que nada más cruzar las puertas caían en la misma situación. Incluso los que habían bajado seguían riendo, mientras los pasajeros del andén les miraban extrañados.

Reían tanto que Julia empezó a preocuparse por que veía a la gente con gestos que indicaban que empezaban a sentirse mal, apretándose con las manos el vientre o la mandíbula. Ella podía controlarlo, podía dejar de reír cuando quisiera, pero los demás no, y recordó que en las ocasiones anteriores todo parecía cesar cuando ella bajaba del tren.

Lo hizo en la siguiente parada y desde fuera observó como la calma llegaba a los viajeros, que retomaban sus asientos con claros síntomas de cansancio y dolor. Dedujo que si eso pasaba a los que estaban dentro, también debía ser así con las personas que se habían bajado antes que ella, y se sintió un tanto aliviada…y preocupada.
Hasta ese momento había vivido tres experiencias, cada una diferente en cómo afectaba a los demás o a ella misma, pero en los tres casos le había sucedido en el tren, cuando estaba más enfrascada en la lectura y, aunque le parecía imposible, al llegar a una página en la que alguna frase coincidía con su estado de ánimo.

Nada explicaba por qué todo lo que la rodeaba durante el trance respondía a sus sentimientos, pero era así y, aunque entendía ahora el funcionamiento, dudaba de que fuera capaz de controlarlo de forma consciente.

Durante los siguientes fines de semana experimento con diversos libros y una predisposición previa para intentar conseguir cosas concretas. Al principio fue difícil, pero poco a poco dominó el funcionamiento del don y generaba a su voluntad las reacciones que deseaba, ya fueran alegría, reflexión o ira. Además comenzó a controlar los tiempos al descubrir que siempre se eliminaban los efectos de esa intoxicación común cuando ella dejaba el tren, por lo que elegía cuidadosamente los momentos en los que quería generar una u otra reacción. Si buscaba enfado, lo hacía muy cerca de la parada siguiente, de modo que el efecto fuera muy breve, pero si pretendía que las personas que viajaban con ellas disfrutaran de una sensación de tranquilidad, lo hacía en los momentos más largos posibles.

Así descubrió su capacidad de potenciar las emociones de las personas, pero también dos claves del proceso. La primera, que sólo tenía esa habilidad dentro del tren, ya que lo había intentado en autobús, metro e incluso en otro tipo de espacios, como bares, bibliotecas, parques o su propia oficina, pero en ninguno de esos sitios ocurría nada. La segunda, que la gente no recordaba lo que había pasado en el periodo de enajenación. Quizá sí podían retener parte de la sensación, pero no recordaban nada de lo que había pasado.

Una noche de noviembre, de regreso a casa, Julia leía un ensayo científico acerca de funciones y acciones inconscientes del cerebro. Iban pocas personas en el vagón, casi todas ensimismadas en sus cosas, menos dos chicos hablaban animadamente a unos cinco metros de su asiento. Ella apenas les prestaba atención, hasta que la charla se tornó discusión y los gritos de ambos la obligaron a levantar la vista del texto. Observó como las palabras cambiaron a gestos y los gestos a una violenta pelea, con ambos chicos enzarzados brutalmente, mientras los demás viajeros permanecían paralizados por la situación.

Uno de los chavales comenzó a correr hacia el fondo del vagón, en dirección a Julia, pero el otro le alcanzó justo delante de ella y, rápidamente, sacó un cuchillo de un bolsillo de la chaqueta y asestó cuatro puñaladas al que huía.

Julia chilló de espanto y, casi en shock, pensó en lo único que podía salvarla en ese momento, ya que el asesino se giraba hacia ella con el cuchillo chorreando la sangre del que parecía haber sido hasta ahora su amigo. Buscó en su interior una sensación, un deseo, una forma de huir de ahí y abrió el libro. Gracias al entrenamiento previo el mareo llegó de forma instantánea, pero no pudo elegir la frase, la frase la eligió a ella “…deja vu es la sensación de estar repitiendo un acto o una vivencia, la presencia en un lugar…”.

Levantó la vista y, desconcertada, no vio al chico con el cuchillo, pero a su izquierda había dos chavales discutiendo de forma cada vez más agresiva, uno de ellos salió corriendo hacia ella, con el otro persiguiéndole… ¡Estaba reviviendo la misma escena! Y su única solución era volver a hacer lo mismo que la salvó unos instantes antes.

Estaba inmersa en un bucle en el que la protagonista era la muerte y el miedo, la necesidad de huir. Siempre lo mismo, la discusión, la carrera, el apuñalamiento y su huída al pasado para volver a empezar.

No sabía cuántas veces había sido testigo del asesinato, cuántos saltos atrás había vivido. Estaba desesperada, llena de temor, pero no sólo por que en algún momento el bucle fallara y el asesino llegara a ella, también por no poder salir del ciclo.

En una de las vueltas atrás decidió cambiar algo, hizo un gesto distinto, movió su mano izquierda hacia su bolso y lo abrió. Buscó un bolígrafo en su interior y lo sacó en el momento de la primera puñalada. Ella conocía perfectamente qué pasaría después, por lo que abrió el libro y antes de leer la frase ya memorizada pudo escribir una letra en el margen superior de la página.

Volvió a escuchar los gritos a su izquierda, pero se centró en el bolígrafo, en lo que tenía que escribir. De nuevo la carrera de los dos chicos y el cuchillo, pero ella no miraba, sólo quería comprobar si la letra que había anotado en el deja vu anterior seguía ahí. -¡Si, está!- Escribió una más.

De nuevo, con la esperanza de que fuera la última vez, empezaba el bucle. Julia abrió el bolso, cogió el boli y garabateó la última letra, una “z”.

Una vez más, Julia levantó la mirada del libro y giró su cabeza hacia el sitio donde se iniciaba la discusión. No pudo contener unas lágrimas al comprobar que no había tal discusión, que los chicos reían. Y aún más conmovida se sintió cunado uno de ellos se giró a ella para preguntarle si se encontraba bien.

- Si, gracias, no es nada –respondió casi susurrando.

Con las mejillas empapadas y temblando, Julia abrió el libro por la misma página que lo había hecho tantas veces y, sonriendo, acarició con sus dedos la palabra escrita a bolígrafo: “PAZ”.

martes, 20 de abril de 2010

La Rosa de los Vientos


Este post debería haberlo colgado durante la primera semana de vida del blog, sin embargo, opté por comentar un otros espacios menos conocidos referentes a la divulgación científica, histórica, astronómica...cultural en definitiva.

Es fácil que muchos conozcáis ya el programa La Rosa de los Vientos (se emite la madrugada del sábado al domingo y del domingo al lunes de 1:00 a 4:00), ya que supera con creces los 200.000 oyentes y es el único programa de radio nacional que en alguna de sus horas de emisión supera a la Cadena Ser...(Quede claro que esto lo menciono no para iniciar una contienda entre emisoras o por que sea seguidor de una u otra, sino como referente de la importancia del programa).

la Rosa ha pasado por muchas cosas, pero la más dramática ocurrió en 2007 con el fallecimiento de su director, presentador y alma del programa, Juan Antonio Cebrián (al que lamentablemente me enganché muy tarde), un divulgador como la copa de un pino, pese a que en su sección "Pasajes de la Historia" tuviera algún que otro desliz.

Es posible que si os planteáis escuchar el programa, tres horas os parezca un poco extenso de antemano. Ni por asomo. La variedad de secciones, los profundos conocimientos de los tertulianos de la Zona Cero(aquí declaro mi admiración por Callejo y Canales) que son capaces de explicar los últimos avances del CERN como si fuera lo más sencillo del mundo, las investigaciones de Fernando Rueda en el mundo del espionaje, El rincón del Escribano con la crítica cinematográfica de José Manuel Escribano, secciones de información medioambiental como Azul y Verde, el análisis de la situación del mundo del cómic y, para mi, algunas de las mejores propuestas de las últimas temporadas: la incorporación de Monzón para explicar diversos temas de la antigüedad, la biblioteca de Laura Falcó Lara y las "Mujeres en la Historia" de Silvia Casasola...no he mencionado a todos los integrantes del equipo, pero hay una persona que creo merece una atención especial -aparte de Silvia, que pese a la muerte de Juán Antonio, su marido, siempre ha estado tirando de la nave- y no es otra que Bruno Cardeñosa, durante mucho tiempo integrante de la tertulia de las cuatro Cs y, desde la ausencia de Cebrián, conductor del programa.

Es posible que este artículo sea más para mi que para vosotros, ya que cada vez con más fuerza tengo la impresión de que hay que expresar el agradecimiento a aquellos que te hacen disfrutar de buenos momentos. En mi caso, y como me es imposible la mayoría de días escucharlo en directo, me distribuyo esos momentos gracias a mp3 a lo largo de la semana...

Por último, comentaros que he dejado el enlace de Onda Cero, pero os pongo también el propio de La Rosa de los Vientos (este es más bien un conjunto de foros de fans del programa, pero bien está ponerlo).

Ah, no podía despedirme hoy de otra manera...¡FUERZA Y HONOR!

jueves, 15 de abril de 2010

La ciencia avanza que es una barbaridad...


Este post nace de una noticia colgada en facebook por Jesús Callejo Cobo (no Calleja, es decir, no es el rubio de Desafío Extremo en Cuatro, sino un tipo de curiosidad infinita y grandes dotes de comunicación, como se puede comprobar en sus publicaciones y en sus colaboraciones en programas radiofónicos - La Rosa de los Vientos- o televisivas - Cuarto Milenio-).

La noticia en cuestión hace referencia a una operación "a cráneo abierto" en la que al paciente se le estimula una zona específica con impulsos electromagnéticos mientras éste toca el violín. Aquí podéis ver el vídeo de la noticia, pero os adelanto que el motivo para llevar a cabo la operación era eliminar los temblores del paciente, violinista profesional, ya que estaban a punto de obligarle a abandonar su carrera.

Muchísimos programas de Redes abordan el análisis científico del cerebro, pero a mi me llama la atención uno de los proyectos de investigación de la Fundación Allen (creada por Paul Allen, co-creador de Microsoft y filántropo). Brain-map pretende iniciar el estudio y mapeado del cerebro de animales, comenzando por ratones y continuando por primates. A día de hoy puede suponer poca cosa para el grupo humano no especialista en estos temas, pero con un poco de suerte, dentro de unos años podremos beneficiarnos de la ardua tarea que desarrollan actualmente.

Como siempre, y aunque a día de hoy apenas os habéis animado, os invito a que comentéis noticias o me indiquéis vuestras valoraciones personales.

miércoles, 14 de abril de 2010

Le dicen



Pese a que la tradición venía de ancestros olvidados, era a partir de su abuelo que tenía constancia de los diferentes apodos familiares: Francisco Martínez Gamboa, alias el Simeco, padre de su padre.
Tan curioso mote le fue impuesto como castigo a la apatía del tipo, que rara vez movía el trasero en aras de ayudar al vecino. De hecho, su respuesta ante cualquier petición que le obligara a algo más que cambiar de postura en el butacón era “…si me coincide, luego voy pa´lla…no sé, más tarde”; “…si me coincide, me paso y lo miramos…pero ya mañana o pasao”, e incluso tal respuesta suponía esfuerzos desmesurados para tan bravo galán.

El elemento distintivo de la familia, al menos de los primogénitos, era que el apodo no se heredaba de generación en generación, como siempre fue costumbre hispana, sino que a cada personaje se le bendecía con un sobrenombre impuesto según su calaña.
Manuel Martínez Pericuello, hijo del Simeco, tuvo la dicha de ser destacado como el Tresbotes a consecuencia de la afición y habilidad que tenía a hacer saltar las piedras en el riachuelo jugando a la rana. De chico era fácil encontrarlo escogiendo los cantos más planos junto al negocio de el Pellejos, el curtidor, a la salida del pueblo en la orilla derecha del río.

Abuelo y padre no acabaron de buena manera, y en ambos casos existió relación entre su fallecimiento y los apelativos correspondientes:

Al primero se le cayó encima una rama de la encina bajo la que estaba viendo pasar la tarde como si no hubiera nacido para otra cosa. Avisado estaba por el Manoplas – cuya destreza era abofetear a sus hijos con los dedos tan juntos que no quedaba ni un milímetro de moflete sin enrojecer- quien le insistía en que mala idea era esa de irse a sentar justo ahí, bajo un árbol medio podrido. Escuchó el Simeco cómo los vecinos le advertían de que se estaba levantando aire y que se iban a recoger, a lo que respondió con un susurro para sí mismo “si me coincide, ahora iré…”.
La tapa de su ataúd la realizaron con la rama que se le había caído encima, ya que pensaron que eso sí que le coincidiría, puesto que lo que le cubrió una vez bueno era para cubrirlo más tiempo.

Al padre se le dispuso una suerte bien distinta, y es que el jueguecito de hacer saltar la piedra se acabó de sopetón cuando una tarde en la que Tresbotes estaba algo más distraído de lo habitual mientras tiraba los cantos, tuvo la mala fortuna de que una de las piedras rebotó en una raíz que sobresalía en la orilla y acabó golpeando en la cara de el Finiquito, de profesión picapedrero, especialista en acabar discusiones a base de mamporros y el bruto oficial del pueblo, quien andaba escocido con Manuel desde que éste le robara la novia con la tontería de los botes de las piedrecitas en el agua. La paliza casi le mata, pero lo que acabó con él fue la neumonía que pilló cuando el Finiquito le dejó tirado a su suerte con medio cuerpo dentro del agua y no le encontraron hasta la mañana siguiente.


Con estos antecedentes no era de extrañar que un particular destino estuviera marcado para Félix Martínez Armillo, al que le dicen el Capicúa.
Fue el más precoz de los tres en conseguir el apodo, y es que no cabía otro para una criatura que le da por nacer el 1 del 5 del 51 a las 10:01 de la mañana. Y lo que podía haberse quedado en una simple coincidencia, fue sólo la primera de varias situaciones curiosas: recibió su primera comunión el 16 del 4 del 61, al realizar el censo del pueblo en el 66 aparecía como habitante 272, su novia y posteriormente esposa se llamaba Ana, el número del cuartel en el que realizó el servicio militar era el 77, la matrícula de su primer coche era 192291 y la del segundo M-2442-M, le tocó una quiniela el 28 del 3 del 82 y ganó 63436 pesetas…

Como no podía ser de otro modo, el Capicúa era el primero en creer que los números de este tipo marcaban su destino, por lo que siempre decía en tono jocoso que a él la parca sólo vendría a buscarle en fechas muy concretas: el 19 de 11 del 91, el 01 del 11 de 2001, el 11 del 11 del 2011, o así sucesivamente hasta que la señora con guadaña se quisiera pasar a visitarle.
Quizá por esa confianza en su destino, del que únicamente tenía claro que su fallecimiento sería en un mes de noviembre, tentaba más la suerte de lo que era recomendable, metiéndose en altercados muchas veces absurdos. Lo que parecía no aprender era que no hay fecha concreta para que te partan la cara si eres demasiado bocazas, por lo que más de un día llegó a casa con la jeta hecha un cristo y el cuerpo completamente apaleado.
Los números siguieron siendo sus aliados: ascensos en su trabajo, nacimientos de hijos e incluso su divorcio quedaron marcados en fechas que él ya intuía que algo pasaría por ser cifras particulares.

Sólo tuvo un error en todos los cálculos, un único error.

El día 21 de mayo de 2001 la asistenta que acudía tres veces por semana a limpiar su casa encontró hundido en el sofá el cuerpo sin vida de Félix Martínez Armillo, el Capicúa. El análisis forense dictaminó que el fallecimiento tuvo lugar la noche anterior, entre las 21:30 y las 23:00 horas y las causas fueron naturales. Ninguno de los asistentes al funeral se explicaba cómo había podido suceder y la frase más repetida era “pero si no era capicúa”.

Sin embargo, ni la asistenta, ni los miembros de asistencia médica o la policía que se personaron en la vivienda atendieron a qué fue lo último que hizo el Capicúa. Delante del sofá, sobre la mesita del salón, había un papel con algunos cálculos y una cifra en mayor tamaño que las demás: 18281…los días que el Capicúa había correteado por el mundo. Tampoco atendieron al reloj de pared, detenido desde aquella noche a las 22:22 horas.

lunes, 12 de abril de 2010

El sanador de Caballos


Hoy inicio "sección", ya que empiezo con este post la etiqueta "literatura". Lo cierto es que he tardado más de lo que pensaba en iniciar este apartad, pero ya sabéis que a veces el no poder supera al querer.
Muchos candidatos han rondado en mi mente a la hora de ser la primera recomendación literaria, pero finalmente el que abre fuego es El Sanador de Caballos, una obra de Gonzalo Giner que me ha sorprendido por abordar la novela histórica medieval hispana desde una óptica diferente, la de un albéitar (yo tampoco conocía la palabra hasta leer la novela) o sanador de caballos en en el periodo comprendido entre la derrota de Alarcos y la victoria de las Navas de Tolosa.
En la línea de El Médico de Noah Gordon, la historia es ágil, entretenida, bien estructurada y atrayente. El protagonismo es de Diego, el personaje principal, pero el contexto en el que se desarrollan los hechos está muy bien documentado, y el mérito desde mi punto de vista radica en el hecho de poder describir un periodo convulso y complejo sin aburrir en detalles demasiado densos...
Si tuviera que ponerle nota quizá le daría un 8, pero no soy muy dado a calificar este tipo de trabajos, por que como sucede con la música, entiendo que situación personal de cada un@ en un momento, día, semana, etc, determinado es fundamental para que una obra del tipo que fuere sea percibida de una forma u otra.
En definitiva, muy recomendable libro. Os dejo un enlace con algunas opiniones de otros lectores.

sábado, 10 de abril de 2010

Cienciaes.com


Como no podía ser de otra manera, fue de casualidad (o causalidad, analicemos conceptos...) que acabé enganchado a un podcast científico llamado Ulises y la Ciencia...tirando del hilo descubrí que este era idea de Ángel Rodríguez Lozano, licenciado en Física, periodista y, como concepto más amplio, divulgador científico.
La cuestión es que fui conociendo diferentes propuestas radiofónicas, entre la que cabe especial mención Vanguardia de la Ciencia y El sueño de Arquímedes, otros dos podcast creados por este tipo.

Hoy os invito a que conozcáis www.cienciaes.com, un sitio web que engloba diferentes propuestas científico-divulgativas (paleontología, tecnología avanzada, biografías interesantes, charlas con científicos de importancia contrastada, etc...) transmitidas con una pasmosa sencillez y claridad, pero que además consigue que temas que puedan de antemano parecer áridos, pasen a ser motivo de curiosidad cada vez más creciente.

Además, y como elemento que considero muy importante, decir que Cienciaes se financia exclusivamente gracias a las aportaciones de sus seguidores, es decir, que depende de nosotros que la web y los programas puedan continuar en el futuro...

Sería estupendo saber que algun@ de vosotr@s se ha pasado por su web y ha encontrado algo que le ha llamado la atención. Por mi parte, estaré encantado de conocer vuestra opinión, más que nada, por que si ninguno de estos post de recomendaciones os interesa analizaré la posibilidad de ampliar los contenidos...

miércoles, 31 de marzo de 2010

Las partículas más pequeñas para entender el universo


Como en tantas y tantas ocasiones, un hecho que posiblemente modificará el concepto de la realidad por el que hoy nos regimos ha pasado sin demasiada repercusión en los medios de comunicación. Quizá se deba a que la mitad de la población esté de vacaciones viendo a la Esteban hablar de la Campa, en el caso de España, o de cualquier otro personaje de segunda, en el resto del mundo.
El 30 de marzo de 2010 debería aparecer muy pronto en los libros de física e historia haciendo referencia al mayor experimento que los seres humanos han desarrollado desde la presencia en la tierra del Homo Sapiens, pero no será hasta dentro de unas décadas que empecemos a tomar conciencia de qué ha supuesto realmente.
El LHC (Large Hadron Collider o Gran Colisionador de Hadrones) del CERN (European Organization for Nuclear Research u Organización Europea para la Investigación Nuclear) es un anillo de 27 km. de perímetro localizado a 100 metros de profundidad en la frontera de Francia y Suiza.
No voy a explicar en detalle las características del LHC -entre otras cosas, por que olvidaría reflejar muchos puntos importantes -, ya que toda la información la podéis encontrar en los enlaces que voy plasmando a o largo del texto. Sin embargo, me parece relevante mencionar algunos datos controvertidos, como puede ser el hecho de que es uno de los experimentos más caros desarrollados en la historia o que varias de sus metas son comprobar teorías referentes a partículas de las que no hay más conocimiento que meras hipótesis...
¿Por qué entonces invertir 4 mil millones de € en algo de este género, cuando hay tantas necesidades sociales y económicas que cubrir?
Como anticipo y resumen creo que puede proponerse uno: por que debemos. El ser humano es un animal curioso respecto a l mundo que le rodea, y cuanto más conoce ese mundo, mayor es su capacidad de modificarlo con la esperanza de hacer que sea mejor: Si pudiéramos encontrar la cura universal del cáncer, aunque costase 10.000 millones ¿no lo haríamos?
El LHC pretende responder a varias preguntas que la física lleva años haciéndose: la relación materia-antimateria, si existe aún hoy dicha antimateria, qué es la energía oscura y la materia oscura, si realmente existe el Bosón de Higgs...
No soy físico, pero los escasos conocimientos que pueda tener de estos temas, adquiridos tras preguntarme tantas veces ¿qué somos realmente?, me impulsan a creer que la inversión económica en un proyecto que lleva en ejecución 20 años y que ha dado su primer paso real ayer mismo, ha merecido la pena.
Hoy sabemos que un átomo se compone de un núcleo de protones y neutrones, además de electrones que orbitan alrededor de dicho núcleo. ¿Es lo más pequeño? No. Estas partículas pueden dividirse en otros menores, los quarks, de diversos tipos y en algunos casos aún desconocidos...Ahora pretendemos saber qué hay más allá, dónde está el límite, es decir, qué es lo que realmente compone el universo. Empecemos por hallar los qués, ya habrá tiempo de plantearse el resto de las otras "W" del periodismo y, por supuesto, buscarle aplicación práctica en beneficio de la humanidad.
Como veis, divago un poco. Estos temas me absorven, como el cosmos, de forma inconmensurable. Hace tiempo leí una frase que me dio mucho que pensar "caminamos sobre nubes de electrones"...en realidad es una buena definición de lo que somos y lo que deberíamos ser, seres materiales creados por la relación simbiótica de elementos distintos y en los que se desarrolla una estructura holística, al ser la suma de cada uno de los quarks, átomos, moléculas, etc...mucho más que la suma de las partes. Hoy escribo gracias a la composición material de mi organismo, pero los recuerdos que he almacenado en el hipocampo o disfrutar de poder expresarme con un lenguaje gracias a la capacidad del centro de Broca, ambos en el cerebro, son un resultado mucho mayor a la mera suma de todas esas minúsculas partículas.
No he cambiado de tema...conocer las partículas elementales del universo y entender qué somos son dos preguntas que tienen la misma meta: saber.

P.D. A día de hoy se estima que conocemos un 4% de la composición del universo...¿No creéis que el 96% restante puede deparar sorpresas más que interesantes?