viernes, 4 de noviembre de 2011

Absurda pizca de felicidad


Es curioso lo que uno se plantea compartir en ocasiones...Hoy me ha sucedido algo que para mucha gente no pasaría de ser una estupidez, pero que a mí me ha llenado el día.

Esta noche, a eso de las 21:30 he salido del pabellón donde voy a practicar deporte y al que tengo que llegar en coche, ya que se encuentra en un pueblo vecino. Como durante toda la tarde, la lluvia seguía empapándolo todo, de modo que he corrido hacia el coche para no pillarme el resfriado del año, puesto que iba en pantalón corto y todavía sudoroso de la clase. Una vez dentro he tenido un par de breves conversaciones telefónicas por móvil con personas que me importan. Lo cierto es que apenas hemos cambiado unas palabras. Tras ello he arrancado el coche y he tomado la carretera que separa ese pabellón de mi casa (unos cuatro kilómetros) mientras en el reproductor de cds Bon Jovi interpretaba una versión del tema de Leonard Cohen "Alelujah".

Unos 1000 metros antes de llegar a la rotonda que indica la entrada a mi pueblo, mientras el sonido de las gotas golpeando las lunas y el metal del coche daban un fondo especial a la canción, me he emocionado. Posiblemente se deba a la melodía creada por el Sr. Cohen, o quizá la tarde-noche otoñal, no lo sé con certeza. Lo que sí sé es que a veces sólo es necesario saber que tus seres queridos están bien, que en otoño llueve simplemente porque es otoño, o que una canción puede estremecer. Y también sé que a veces todo eso se junta y, sin motivo alguno (pero por qué ha de necesitarse uno) surge una absurda pizca de felicidad. 

Hoy, para mí, ha sido ésto. En otras ocasiones una puesta de sol o una mirada al cielo en una noche estrellada, un instante fugaz en una tarde de sofá y película en buena compañía, una frase especial durante una charla intrascendente con un amigo... Para los demás puede ser cualquier otra cosa.

Una absurda pizca de felicidad en un mundo en crisis, lleno de lamentos justificados o no, de injusticias y de dramas. Me aferro a esa pizca y deseo hacerla crecer hasta que no sea un momento esporádico, sino una forma de vida, una vida feliz.

Yo, por mi parte, estaré atento y dispuesto a recibir y disfrutar esos regalos y, aún más, a provocarlos. 

1 comentario:

  1. La vida está llena de pequeñas pizcas de felicidad, sólo tenemos que unirlas! Feliz Día!

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