Iba a empezar este post diciendo que mucho ha llovido desde la última vez, pero si tenemos en cuenta que vivo en España y en los tres últimos años (pese a lo que ha pasado en los últimos meses) ha llovido lo justito, mejor me lo guardo.
El motivo de la ausencia ha sido el desencanto. A nivel personal he tenido importantes cambios y algunos muy positivos, pero a la hora de escribir sólo me venían a la mente temas de corrupción, violencia, violación de derechos humanos y demás lindezas de los que nos han saciado las televisiones, periódicos y redes sociales...y que no está mal abordarlos desde diferentes perspectivas, pero la idea inicial del blog no era volcarme en la crítica amarga y amargada, sino ofrecer un escape de temas curiosos, noticias sorprendentes, recomendaciones y relatos. Vamos, una mezcla bien variopinta.
Dicho esto y acabadas las justificaciones, vuelvo a por mis fueros: una racioncita de relato corto o mejor dicho, microrelato. Espero que me sirva para retomar el camino:
El Tipo del Espejo
El Tipo del Espejo
Una mañana decidió hablar con él. Quería decirle que la vida es algo más que angustias y batallas, que podía encontrar sonrisas y placeres, que dependía de él y que no era tan difícil cambiar.
Volvió al espejo, le miró a los ojos y justo antes de emitir ningún sonido le interrumpió la enfermera: "doctor, le esperan en la sala de conferencias".
De nuevo a solas se dirigió a la puerta y el espejo espetó: "te veo luego, psiquiatra".
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