jueves, 15 de julio de 2010

Museo de la Evolución Humana

Hace dos días se inauguró en Burgos el Museo de la Evolución Humana, nacido a la sombra de los importantísimos descubrimientos realizados en Atapuerca y a la consolidación de este yacimiento como uno de los más importantes del mundo dentro de los estudios de la Prehistoria.


Entiendo que el Museo es una respuesta muy acertada a la cada vez mayor "curiosidad social" existente en lo referente a nuestros orígenes (ya desde una óptica físico-genética -¿compartimos cromosomas?-, ya desde una vertiente filosófica -¿qué somos?¿de dónde venimos?-). Es cierto que con cierta frecuencia, y para mi sorpresa, descubro que hay aún ciertos reparos en aceptar el concepto de la evolución (si, debe ser que Darwin era menos convincente de lo que yo creía), y que siguen viendo en el creaccionismo (Un ente divino o Dios mismo nos colocó por estos barrios) o en la panespermia (la vida llegó del espacio en algún objeto celeste que chocara contra la tierra -ni pienso en marcianitos-).

Pues bien, partiendo de la base de que todas las ideas son respetables, es posible que la función divulgadora de este tipo de centros ayude a comprender mejor a todo el mundo una serie de datos que están demostrados a todos los niveles analíticos posibles. Queramos o no, venimos del mono/a.

P.D. para romper una lanza en favor de los no-evolucionistas, he de admitir que cuando presencio algunos comportamientos de mis congéneres (y alguno propio ocasionalmene) entiendo que es difícil creer que somos una especie "evolucionada".

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